Eben Alexander Nació el 11 de diciembre de 1953, en Carolina del norte.
Es un neurocirujano, profesor de la Escuela de Medicina de Harvard y escritor estadounidense, del best seller La prueba del cielo:
El viaje de un neurocirujano a la vida despuƩs de la vida, en el que describe su experiencia cercana a la muerte en 2008, y afirma que la ciencia puede y va a determinar que el cielo realmente existe.
Carrera de escritura
Alexander es autor del libro autobiogrĆ”fico Proof of Heaven: A Neurosurgeon’s Journey into the Afterlife (2012) en el que afirma que su experiencia extracorporal y cercana a la muerte (ECM) mientras estaba en coma por una meningitis en 2008, prueban que la conciencia es independiente del cerebro, que la muerte es una ilusión, y que una eternidad de esplendor perfecto nos aguarda mĆ”s allĆ” de la tumba — con Ć”ngeles, y tambiĆ©n, en regiones o campos intermedios, con parientes difuntos, bellos seres animales, hermosas chicas vestidas de campesinas, etc.7.1
El libro de Alexander y la campaƱa de publicidad han sido criticados por materialistas, incluyendo al neurocientĆfico Sam Harris, quien encontró su explicación "alarmantemente acientĆfica" y ha escrito que "Toda - absolutamente toda - la explicación de Alexander estĆ” basada en las redundantes afirmaciones de que sus visiones del cielo ocurrieron mientras su corteza cerebral estaba "apagada", “desactivada”, “completamente apagada”, “totalmente desconectada”, y “carente de toda actividad”. “La prueba que ofrece de su afirmación no solo es inadecuada — sugiere que no sabe nada sobre la relevante ciencia cerebral.”4 “Aun en casos donde se supone que el cerebro se ha apagado, su actividad debe volver si el sujeto pretende sobrevivir y describir la experiencia. En tales casos, en general, no hay forma de establecer que la ECM ocurrió mientras el cerebro estaba fuera de lĆnea.”5 El neurólogo y escritor Oliver Sacks coincidió con Harris al decir que "negar la posibilidad de una explicación natural para una ECM, como hace el Dr. Alexander, es mĆ”s que acientĆfico - es anti cientĆfico."..."La hipótesis mĆ”s plausible en el caso del Dr. Alexander... es que su ECM no ocurriera durante su coma, sino cuando estaba saliendo de Ć©l y la corteza estaba recuperando su función plena. Es curioso que no admita esta explicación obvia y natural, por el contrario, insiste en una sobrenatural."6
MI EXPERIENCIA EN COMA
Eben Alejandro MD
A las 4:30 am del 10 de noviembre de 2008, de repente me enfermĆ© gravemente de meningoencefalitis bacteriana aguda. En cuatro horas, estaba en coma profundo; PasĆ© los siguientes siete dĆas en coma, conectado a un ventilador. La meningitis bacteriana con una disminución tan rĆ”pida de la función neurológica confirió una tasa de mortalidad del 90 por ciento, segĆŗn lo evaluado en el momento de mi evaluación inicial en la sala de emergencias, pero mis perspectivas de supervivencia empeoraron rĆ”pidamente. Mis mĆ©dicos en el Hospital General de Lynchburg en Virginia se sorprendieron al descubrir que habĆa adquirido meningitis espontĆ”nea por E. coli, que tiene menos de uno en 10,000,000 de incidencia anual 1. Fueron ayudados por expertos de la Universidad de Virginia, Duke, el Hospital General de Massachusetts y mĆ”s allĆ” en sus esfuerzos por encontrar una causa y forzar un cambio en lo que al principio parecĆa ser una espiral de muerte irreversible ya que no respondĆ a los antibióticos triples.
Mi historial mĆ©dico de viajes recientes a Israel (como parte de mi trabajo de coordinación de la investigación global en cirugĆa de ultrasonido focalizado) suscitó gran preocupación entre mis mĆ©dicos. En el momento de mi visita, los mĆ©dicos del Centro MĆ©dico Sourasky de Tel Aviv habĆan informado sobre el primer caso bien documentado del mundo de transferencia espontĆ”nea de plĆ”smidos del gen de la carbapenemasa (KPC) de Klebsiella Pneumonia de un organismo gramnegativo letal al intestino de un paciente previamente no infectado. E. coli, confiriendo resistencia antibiótica total a este Ćŗltimo. Las aterradoras implicaciones para una pandemia desastrosa si una E. coli escapara del aislamiento estricto de la UCI de un hospital eran obvias, y mis mĆ©dicos consideraron que yo podrĆa representar ese caso.
Mis exĆ”menes neurológicos fueron compatibles con daƱo cortical difuso mĆ”s disfunción motora extraocular (daƱo en el tronco encefĆ”lico). Mis tomografĆas computarizadas revelaron una afectación neocortical global y, al tercer dĆa, mi nivel de proteĆna en el lĆquido cefalorraquĆdeo (LCR) era de 1340 mg/dl, mi recuento de glóbulos blancos en el LCR era de 4300 por mm3 y mi nivel de glucosa en el LCR se redujo a 1 mg/dl (en comparación con el valor normal de 60-80 mg/dl). Estaba extremadamente enfermo, con posibilidades de supervivencia cada vez menores y prĆ”cticamente ninguna posibilidad de recuperación. Mis mĆ©dicos nunca encontraron una causa para mi misteriosa enfermedad.
Afortunadamente, mi E. coli finalmente comenzó a responder. En el sĆ©ptimo dĆa de mi coma, para sorpresa de todos, abrĆ los ojos y comencĆ© a regresar. Fui rĆ”pidamente extubado por el intensivista sorprendido. Un amigo de la familia que estaba allĆ no pudo evitar que mi expresión de asombro se pareciera mĆ”s a la mirada atónita de un bebĆ©, no a lo que uno esperarĆa de un adulto que regresa de un estado de inconsciencia.
Una reciente revisión médica objetiva de mis registros coordinada por el Dr. Bruce Greyson llegó a las siguientes conclusiones:
“Tres mĆ©dicos no asociados con el Hospital General de Lynchburg completaron una revisión independiente del registro mĆ©dico completo de la hospitalización del Dr. Alexander y hablaron con los dos neurólogos consultores del hospital para recopilar información adicional. Los registros indicaron que el Dr. Alexander fue llevado al departamento de emergencias sin responder, con evidencia de una infección bacteriana, y se evaluó que tenĆa una lesión cerebral moderada, que progresó rĆ”pidamente a una lesión cerebral grave en las próximas horas. Los escĆ”neres cerebrales mostraron que las membranas que cubrĆan el cerebro, asĆ como los surcos en su corteza cerebral, estaban hinchados con lĆquido lleno de pus, comprimiendo el tejido cortical. El examen de laboratorio mostró evidencia de una infección bacteriana en su lĆquido cefalorraquĆdeo, debido a un organismo que muy raramente causa meningitis en adultos, y, cuando lo hace, casi siempre es fatal o resulta en dĆ©ficits neurológicos permanentes. Sin embargo, despuĆ©s de una profunda experiencia cercana a la muerte, el Dr. Alexander finalmente despertó de su coma y en unos pocos meses habĆa logrado lo que sus sorprendidos neurólogos llamaron una "recuperación completa y notable" de una enfermedad que acordaron que bien podrĆa haber sido fatal, sin cualquier dĆ©ficit neurológico residual.”
Si alguien me hubiera preguntado antes de mi coma cuĆ”nto recordarĆa un paciente despuĆ©s de una meningitis tan grave, habrĆa respondido "nada" y habrĆa estado pensando en el fondo de mi mente que nadie se recuperarĆa de tal enfermedad, al menos no hasta el final. el punto de poder hablar de sus recuerdos. Por lo tanto, puede imaginar mi sorpresa al recordar una odisea elaborada y rica desde lo mĆ”s profundo del coma que comprendĆa mĆ”s de 20,000 palabras cuando lo escribĆ todo durante las seis semanas posteriores a mi regreso del hospital. Mi hijo mayor, Eben Alexander IV, que en ese momento se estaba especializando en neurociencia en la Universidad de Delaware, me aconsejó que registrara todo lo que pudiera recordar antes de leer algo sobre experiencias cercanas a la muerte (ECM), fĆsica o cosmologĆa. Lo hice obedientemente,
Mi meningoencefalitis habĆa sido tan grave que mis recuerdos originales dentro del coma no incluĆan ningĆŗn recuerdo de mi vida antes del coma, incluido el lenguaje y cualquier conocimiento de los humanos o de este universo. Esa intensidad de “tierra arrasada” fue el escenario de una profunda experiencia espiritual que me llevó mĆ”s allĆ” del espacio y el tiempo a lo que parecĆa ser el origen de toda existencia.
Esos recuerdos comenzaron en un reino primitivo, tosco e insensible (el "Ojo de lombriz" o EEV) del cual fui rescatado por una luz blanca clara que giraba lentamente asociada con una melodĆa musical, que servĆa como un portal hacia reinos ricos y ultrareales. . Gateway Valley estaba lleno de muchas caracterĆsticas espirituales y similares a la tierra: vida vegetal vibrante y dinĆ”mica, con flores y capullos que florecĆan abundantemente y sin signos de muerte o descomposición, cascadas en estanques de cristal resplandecientes, miles de seres bailando debajo con gran alegrĆa y festividad. , todo alimentado por orbes dorados que se abalanzaban en el cielo, coros angelicales que emanaban cĆ”nticos e himnos que atronaban a travĆ©s de mi conciencia, y una hermosa niƱa en el ala de una mariposa que meses despuĆ©s demostró ser fundamental para mi comprensión de la realidad de la experiencia (como se informa en detalle hacia el final de mi libro Prueba del cielo). Los cĆ”nticos e himnos que resonaban con estruendo desde esos coros angelicales proporcionaron otro portal mĆ”s hacia reinos mĆ”s elevados, y finalmente llevaron mi conciencia al NĆŗcleo, una negrura infinita como la tinta llena hasta rebosar del infinito poder curativo de la deidad que todo lo ama en la fuente, a quien muchos podrĆa etiquetarse como Dios (o AlĆ”, Vishnu, JehovĆ”, YahvĆ©; los nombres interfieren y los detalles contradictorios de las religiones ortodoxas oscurecen la realidad de una fuente tan infinitamente amorosa y creativa).
Mientras escribĆa todo semanas mĆ”s tarde, Dios parecĆa una palabra humana demasiado insignificante con mucho equipaje, que claramente no lograba describir el poder, la majestuosidad y el asombro que habĆa presenciado. Originalmente me referĆ a esa deidad como Om, el sonido que recordĆ© de ese reino como la resonancia dentro del infinito y la eternidad. Se enseƱaron muchas lecciones en ese reino central, con todo el multiverso de dimensiones superiores colapsado en una "superesfera" compleja que sirvió como herramienta para avanzar en algunas de las lecciones mĆ”s profundas. Toda mi comprensión del espacio, el tiempo, la masa, la energĆa, la información, los viajes del alma, la causalidad, la vida despuĆ©s de la muerte, la reencarnación, el significado y el propósito adquirieron relaciones extraordinarias que incluso ahora estoy empezando a descifrar. PasĆ© por esos reinos espirituales desde el EEV mĆ”s bajo hasta el NĆŗcleo varias veces, ofreciendo una rica odisea espiritual que desafĆa por completo cualquier comprensión cientĆfica convencional, dada la duración y la gravedad de mi meningoencefalitis. Dados esos hechos mĆ©dicos, mi cerebro era incapaz de proporcionar ningĆŗn efecto de alucinación, sueƱo o droga psĆquica, debido al daƱo global de mi descorteza tan evidente en mis exĆ”menes neurológicos, escĆ”neres y valores de laboratorio.
Mi coma me enseñó muchas cosas. En primer lugar, las experiencias cercanas a la muerte y los estados mĆsticos de conciencia relacionados revelan verdades cruciales sobre la naturaleza de la existencia. Simplemente descartarlos como alucinaciones es conveniente para muchos en la comunidad cientĆfica convencional, pero solo continĆŗa alejĆ”ndolos de la verdad mĆ”s profunda que estas experiencias nos estĆ”n revelando. El modelo materialista (fisicalista) reduccionista convencional adoptado por muchos en la comunidad cientĆfica, incluida su suposición de que el cerebro fĆsico crea conciencia y que nuestra existencia humana es del nacimiento a la muerte y nada mĆ”s, es fundamentalmente defectuoso. En esencia, ese modelo fisicalista ignora intencionalmente lo que creo que es el fundamento de toda existencia: la conciencia misma.
Las ECM como la mĆa representan entonces la punta de lanza en una iluminación que avanza rĆ”pidamente de la comunidad cientĆfica en torno a la relación mente-cerebro y nuestra comprensión de la naturaleza misma de la realidad. El mundo nunca serĆ” el mismo.
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